sábado, 8 de abril de 2017

Crítica de “Life” (Vida)

-Sin llegar a la categoría de “basura espacial”, este insuficiente e indolente remedo sci-fi hace ambicionar una siesta en alguna cápsula de hibernación cercana. Aunque la butaca es suficiente.

-No hay vida en esta película ni particular ingenio en sus responsables, el descubrimiento es ver que Ryan Reynolds ha sido absorbido por el papel de Deadpool.

Hay películas que provocan pereza. Ahora mismo aún me pesa ese sentimiento debido al visionado reciente del nuevo trabajo de Daniel Espinosa. Por tanto no voy a ponerme difícil esta introducción y simplemente haré la típica referencia al director. Este cineasta sueco-chileno se dio a conocer de forma internacional con Dinero fácil, un frío y solvente thriller dramático protagonizado por Joel Kinnaman. Su posterior salto a Hollywood le ha venido muy mal al director, ya que tanto Safe House como Child 44, sus siguientes películas, fueron thrillers mediocres y desaprovechados. En esta ocasión permanece en el género pero mudando hacia el terror y en un contexto de ciencia ficción. Life es una claustrofóbica cinta de horror espacial escrita por los guionistas de Deadpool y con un atractivo reparto coral. A pesar de lo bien que suena ésto, lo único bueno es que en el espacio nadie puede oír nuestros ronquidos.

Seamos justos, la propuesta empieza bien. Durante los primeros veinte minutos se plantean algunas cuestiones de peso y se presenta a los personajes provocando la curiosidad del espectador hacia el desarrollo posterior. Además hay que aplaudir esa escena en la que la cámara recorre los pasillos de la nave como si también estuviera flotando, marca el ritmo estupendamente y le deja a uno con sensación de ingravidez. No obstante en cuanto el alienígena se libera nos enfrentamos a la típica película de un bicho espacial que se merienda a todo tripulante. Lo que más llama la atención es la forma en la que el guion se las apaña para contradecir constantemente a sus personajes y la coherencia más básica, tanto en escenas de supervivencia como en las pausas, donde deja tiempo para ofrecer un par de adornos metafísicos del todo irrisorios. El problema no está únicamente en que todo sea ridículo, también es predecible de principio a fin. Algo así podría dejarse pasar tal vez si el ritmo funcionara, lo que ocurre en contadas ocasiones. Tampoco es capaz de sugestionarnos un reparto que vende bastante pero convence muy poco o una banda sonora de Jon Ekstrand (Child 44), que en un ingenuo intento de ser Steven Price en Gravity o Zimmer en Interstellar, intenta forzar unas sensaciones que las imágenes no logran; el resultado es irritante. Queda refugiarse en la solvencia de Espinosa tras la cámara, que entrega una correcta puesta en escena con predominancia del primer plano (más en la primera mitad) y del plano secuencia.

No hay mucho más que escribir sobre Life, otra película mediocre y desaprovechada del director. Es un terror de serie B solo apto para el tipo de espectador al que le interesan más las palomitas y unos competentes efectos que el resto de elementos, desechables. Si no eres ese tipo de espectador pero te mueres por una buena experiencia de terror espacial, en 1979 un tipo llamado Ridley Scott hizo una película titulada “Alien”. A día de hoy no se ha hecho otra mejor.


Alejandro Arranz

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