miércoles, 8 de febrero de 2017

Crítica de "Lion"

-Es una película en dos mitades, y sólo la primera de ellas merece la pena.

-Además del trabajo de Davis durante la primera hora, la virtud principal del filme son sus dos intérpretes protagonistas, Sunny Pawar y Dev Patel.

Después de una semana ajetreada en la que el cine seguramente me echó de menos tanto como yo a él, toca acudir a las pendientes de la semana pasada. Entre ellas está una nominada a “Mejor película” en la próxima ceremonia de los Premios de la Academia; Lion. Garth Davis, que este año nos traerá su particular visión de la vida de María Magdalena, debuta en la dirección cinematográfica con esta historia basada en hechos reales sobre Saroo Brierley. Un niño de cinco años que se perdió en las calles de Calcuta, a miles de kilómetros de casa, y que tras un largo y peligroso viaje acabó siendo adoptado por una pareja australiana. Este tramo de la historia se corresponde con la primera parte de las dos en las que se divide la cinta. La segunda hora transcurre veinticinco años después, y nos cuenta como, con la única ayuda de Google Earth, Saroo intentó encontrar a su familia biológica. La historia proviene de la novela autobiográfica de propio Saroo y está adaptada por el guionista Luke Davies (Life). El personaje protagonista está interpretado durante a primera hora por el joven descubrimiento, Sunny Pawar, y durante la segunda lo encarna Dev Patel. El resto del reparto lo conforman -entre otros-: Nicole Kidman, Rooney Mara, David Wenham, Nawazuddin Siddiqui y Tannishtha Chatterjee. Veamos si esta nominada merece estarlo y si tiene alguna posibilidad de alzarse con un par de ídolos dorados.

En la primera parte el director demuestra mucho talento con un honesto retrato de un mundo pobre, peligroso, donde a nadie le importa la perdida de la infancia ni las múltiples formas de dolor que van unidas a ella; y de ahí salen un par de escenas realmente aterradoras. No hay más diálogo del necesario sino que predomina la narración visual, la cual saca partido al talento de Davies tras la cámara y a un notable trabajo de fotografía de Greig Fraser (Killing Them Softly, Rogue One). Además, ese retrato de Calcuta rechaza la truculencia y los subrayados innecesarios. Todo ésto hace que aunque esa primera hora no cuente nada que no hayamos oído antes, sea un ejemplo de efectiva narración cinematográfica y solidez de sus elementos generales. A ello hay que sumarle la interpretación de Sunny Pawar, que nos conquista en un instante. Cuando la película se traslada a Australia todo cambia drásticamente y en la segunda hora la película se transforma en un melodrama muy convencional, repleto de clichés y excesos innecesarios, torpe en la escritura y la ejecución, endeble, con un trabajo musical bastante pesado y un desenlace construido sobre todos los pilares posibles de la manipulación emocional; a la caza del Oscar. Esa segunda parte se aguanta por Dev Patel, que se mantiene sobrio frente al resto de elementos que le rodean. También hay una escena en la que el trabajo de Nicole Kidman adquiere una fuerza inesperada a pesar del pobre discurso que debe recitar, pero la nominación está poco justificada.

Garth Davies se pisa su propio trabajo con la segunda hora de melodrama lacrimógeno. Del silencio y la emoción honesta al lugar común, la música constante y la frivolización de algunos temas importantes. Lion es una historia sobre las raíces, la infancia, la familia, la identidad, el amor y la vida entre dos mundos; pero al final queda la sensación de haber visto un telefilme sobre las virtudes de Google Earth.


Alejandro Arranz

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