viernes, 27 de enero de 2017

Crítica de "Loving"

-Drama sutil, mesurado, narrado con brillantez y que conmueve sin trucos. Otro trabajo soberbio de Nichols.

-Su sencillez se confundirá con superficialidad, su serenidad con frialdad o falta de garra. Una pena, porque es una película llena de emoción contenida y de verdad.

Esta es la quinta película de Jeff Nichols, el cineasta -y guionista- tiene 38 años y su ópera prima, Shotgun Stories, se estrenó hace 10 años, en 2007. En ese tiempo Nichols se ha convertido en uno de los directores más interesantes del cine actual. Llamó la atención con la aterradora Take Shelter, que entró en mi lista de mejores películas de ese año. Después nos trajo el maravilloso drama rural en el que brillaron Matthew McConaughey y Tye Sheridan, Mud, una película que me gusta más cada vez que la veo. Y en 2016 también estrenó Midnight Special, que fue maltratada en nuestro país con un torpe estreno en VOD. De ella hay que decir que es una película especial, que Nichols no traiciona los temas, ambientes e historias que le interesan y que a pesar de la irregularidad de ciertos tramos, es una obra bien reivindicable. Su nueva película era una probable nominada al Oscar que se ha quedado prácticamente fuera de la gala salvo por la interpretación de su protagonista femenina, Ruth Negga. Junto a ella y Joel Edgerton, encontramos a un sólido plantel de secundarios: Michael Shannon, Marton Csokas, Nick Kroll, Jon Bass y Bill Camp. Veamos si tras una obra menor, Nichols vuelve al nivel acostumbrado.

El melodrama por propia definición tiende a los excesos dramáticos, al subrayado y demás elementos que refuerzan sus temas y situaciones. Y si hablamos de racismo, esperamos violencia, insultos segregacionistas y demás tópicos de la mayoría de películas de este tipo. Pero Jeff Nichols hace una película modesta, sin grandilocuencia, un ejercicio de sutileza que desde su enfoque toma todas las decisiones acertadas. Esta es la pequeña historia de un matrimonio al que no le dejan vivir como quiere. Y esta historia rompe clichés, se aleja de cualquier efectismo y también de la verborrea o el alarido, para mostrarse veraz, sosegada, silenciosa y brindar espacio para que sean sus personajes los que hagan avanzar el filme, para que maduren con el paso del tiempo. Ahí es donde su sencillez, su mirada, se hace relevante y universal. También en la mirada protagonista de una Ruth Negga que me llega al alma y me deshace emocionalmente en la sala. No menos sensacional está Joel Edgerton, que merecía una nominación mucho más que Gosling o el Garfield de Hacksaw Ridge. El clasicismo de Nichols no evade ritmos modernos, del mismo modo que su historia no deja de ser actual, y sus imágenes encuentran la poesía aunque no sea su objetivo ir tras ella. Por último, debo mencionar la participación breve pero genial de Michael Shannon, la repetición de colaboradores como David Wingo y Adam Stone, y por supuesto, la de los temas personales del cine de Nichols. Ahí sigue la familia, el retrato de unos personajes que no encuentran su lugar, el amor inherente al mundo y a la naturaleza que se respira y se necesita o el contraste entre el ambiente rural (donde la sangre se mezcla) y la fría ciudad, donde los valores morales evolucionan más lentos.

Para desgracia de algunos, ya no se hacen películas como ésta. Porque su clasicismo entraña riesgo. De no ser comprendida, de no ser suficiente, de estar pasada de moda, de que estemos demasiado acostumbrados al grito o a lo explícito para quedar conmovidos por la intimidad de un abrazo, la complejidad de una mirada o una historia sin artificios dramáticos. Jeff Nichols se atreve con Loving a narrar una historia de amor sin aspavientos, a dejar que sus dos actores den lo mejor de si, a recuperar una esencia cinematográfica de tiempos pasados que se refugia tímidamente en unos pocos cineastas en activo. Un servidor, religioso de la iglesia de Eastwood, de la sutileza, la cámara invisible, la sobriedad y el alejamiento total del sensacionalismo o la brocha gorda; cuando veo que aún aparecen clásicos de semejante talento como el de Jeff Nichols, solo me queda aplaudir.


Alejandro Arranz

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