sábado, 15 de agosto de 2015

Crítica de “Operación U.N.C.L.E.”

-Un decepcionante blockbuster para un decepcionante verano. El pulso de Ritchie se tambalea en una película falta de sustancia y de carácter.

-Se ve bastante bien y luce genial, pero no provoca las irrefrenables sensaciones de entusiasmo de la casa Ritchie. La historia carece de importancia y sólo funcionan un par de gags.

Han pasado cuatro años desde que Guy Ritchie estrenara su última película, la secuela de su versión de Sherlock Holmes. Ahora, con la temporada veraniega llegando a su fin, el director de “Snatch” pretende darnos una alegría con un blockbuster aparentemente elegante, inteligente y muy divertido (dos de tres adjetivos muy propios de su cine) que homenajee a los filmes de espías de las décadas de los 60-70. Y sinceramente, si las expectativas se hubieran cumplido la alegría habría sido de aupa, porque este verano ha sido -siendo bueno- bastante flojo, la mayoría de “éxitos” han resultado ser fiascos, fotocopias sin alma en busca de un pedazo del pastel. Sin embargo este Buddy Movie parecía tener un refinado estilo propio y aparte llevar la firma del señor Ritchie le condecía un lugar de reserva en los calendarios de cualquier cinéfilo. Se trata de una versión moderna de la mítica serie de los 60, “El agente de CIPOL” (su título original era “The Man form U.N.C.L.E.”). El guión corre a cargo de Scott Z. Burns (Efectos Secundarios) y David C. Wilson, mientras que el atractivo reparto lo lideran Henry Cavill, Armie Hammer y Alicia Vikander; con secundarios de la talla de Elizabeth Debicki, Hugh Grant y Jared Harris -entre otros-.

Lamentablemente la película de Ritchie se une al cúmulo de decepciones veraniegas de este 2015. Es un filme muy irregular, con un tono vacilante y cuyo modelo está trillado hasta la extenuación. Como homenaje al cine de espías de hace 50 años sabe muy bien la fórmula a utilizar y contiene algunos giros excelentes. Sin embargo se posiciona más como una disfuncional mezcla entre “Misión Imposible” y “James Bond” con algún toque de “Austin Powers” y cierto parecido razonable con “Danko: Calor rojo”. Se ha dicho que en esta ocasión Ritchie ha moderado sus “manías”, sin embargo a mi es la única vez que me ha resultado molesto su estilo. Aunque resuelve con agudeza ciertos aspectos del filme, logra un par de momentos increíblemente divertidos y en general crea un producto de buena factura que se ve sin problemas, frente al bonito envoltorio lo que encuentro en su interior me resulta la mayor parte del tiempo, anodino y sin gracia. Con un magnífico diseño de producción, un vestuario que desprende buen gusto y un reparto muy seductor, finalmente la película acaba siendo un videoclip. Porque si apartamos a un lado lo que entra por los ojos y ahondamos en materia, observamos algo tan vacío y falto de ingenio como repleto de ritmo. Una comparación que también corresponde al montaje, un trabajo torpe y cuyo compás se guía casi exclusivamente por el acompañamiento musical, una banda sonora sobreutilizada que aún encima ni funciona.

La historia es totalmente absurda, aunque para la nula importancia que tiene tampoco hacía falta más. La película también llega a resultar tan ridícula que roza la mala parodia en demasiadas ocasiones, aunque también juega con el género con destreza en algunas pocas escenas como la persecución en lancha o la discusión en la tienda de ropa. Queda claro que Ritchie se conoce el rollo compañeros antagónicos y gracias a eso tenemos ciertos momentos tópicos pero efectivos, no obstante con los actores ocurre lo mismo que con la propia cinta, son muy atractivos pero a la hora de la verdad no tienen ninguna química y su trabajo individual tampoco es precisamente reseñable, un factor que resulta crucial en una película como esta. Hacía la mitad del segundo acto la película encadena tres o cuatro golpes de ingenio y parece que va a dar la sorpresa, pero ocurre todo lo contrario, Ritchie condena el filme con un último tercio aún más falto de inspiración, sumado a un climax terrible. La cámara enloquece, los fallos de raccord se suceden y la cascada de planos le planta cara duramente al cine de Michael Bay. Al final queda la resolución de otra típica subtrama que sorprendentemente concluye de una forma interesante. Si pretenden hacer una secuela, van a tener que hacer algunos arreglillos.

Le falta energía, carácter, ingenio y un reparto que funcione bien en equipo. Ritchie debería volver a escribir sus propios guiones y por primera vez también creo que debería hacerse mirar esas manías. De cualquier manera, “The Man form U.N.C.L.E.” es un bonito y más o menos entretenido envoltorio cuyas aspiraciones están bien claras. No es un buen trabajo de Ritchie ni es una película recomendable, pero tiene sus momentos.


Alejandro Arranz

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