sábado, 31 de enero de 2015

Crítica de “Autómata”

-Lo que puede parecer interesante en un principio pronto se convierte en una lenta y poco perspicaz película de ciencia ficción cuyas únicas virtudes residen en lo que coge de aquí y de allá.

-Visualmente convence y la primera parte de thriller hasta se puede ver sin problemas, pero hay poca cosa que extraer de “Autómata”.

Gabe Ibáñez, el que fuera animador de los efectos especiales de películas como “El corazón del guerrero” o “El día de la bestia” debutó hace seis años con su drama psicológico, “Hierro”. Buena puesta en escena pero dirección floja y guión insustancial. Sin embargo en esta ocasión el español está decidido a contarnos una historia distópica de alto nivel. Co-escribiendo el guión junto con Javier Sánchez Donate e Igor Legarreta. Además repiten su director de fotografía Alejandro Martinez (Insensibles) y su compositor (El Maquinista). Por último se rodea de un potente reparto encabezado por un Antonio Banderas completamente fuera de su registro habitual. Completan la lista Birgitte Hjort Sørensen, Melanie Griffith, Dylan McDermott y Robert Forster -entre otros-.

Estamos a sólo una semana de la 29ª edición de los Goya y la cinta de Ibáñez ha sido nominada en cuatro categorías. Mejor fotografía, mejor dirección artística, mejor vestuario y mejor sonido son las candidaturas a las que opta esta nueva apuesta del cine patrio. Y estoy de acuerdo totalmente con ellas. En el apartado formal la película es muy solvente, a pesar de que todo resulta increíblemente familiar. Es por tanto un bonito pastiche, con un envoltorio muy llamativo pero terroríficamente falto de ideas propias y menos aún innovadoras. Pues no solamente coge influencias para crear su distopía en el campo visual, también a la hora de escribir el guión. Un guión que consiste básicamente en una confusa mezcolanza de ideas a medio cocer. Y eso es todavía peor, porque ya que te dispones a robar planteamientos y reflexiones de todos los clásicos de ciencia ficción que encuentres para disponerlos en tú cinta como idea preliminar y prácticamente única, que menos que desarrollarlos hasta un punto mínimamente satisfactorio. Pero no, Ibáñez y los demás guionistas lanzan al desierto esas ideas ajenas a través de un par de reflexiones absurdas y las dejan flotar en medio de la radioactividad.

Seguro que con un guión mejor, una dirección mejor y un montaje mejor se podía haber hecho algo...como lo diría...mejor. Pero bueno lo hecho, hecho está y ahora solo queda que un servidor lo ponga un poco a caldo, para variar con el resto de la crítica internacional. Parecía imposible creer lo que decían todos a gritos y sin embargo tenían razón. Pero dejando a un lado su malogrado guión quiero meterme con la dirección de Ibañez y el posterior montaje del filme. El novicio director madrileño vuelve a mostrar sus virtudes y sus defectos en su segundo largometraje, consigue una buena atmósfera en una primera mitad de filme que se desenvuelve bastante bien como thriller al uso, pero que incluso en sus mejores momentos no deja de evidenciar lo obvio, que esto no es más que un plagio bastante absurdo y decididamente cutre a medio camino entre “Yo, robot” y -sobre todo- “Blade Runner”, algo que se nota en cada piedra del escenario. Además este refrito mal ensamblado degenera por minutos y está viciado por un par de espantosas escenas de acción, una escena de baile vergonzosa y un montaje horroso. Imagínense, ni siquiera la buena labor de los apartados formales se salva, pues el montaje y una partitura musical muy poco apropiada se encargan de contaminar lo poco salvable de un filme finalmente condenado al desastre. Una oportunidad desaprovechada para el cine español...siempre nos quedará ir a casa y revisionar la obra maestra de Ridley Scott, que nunca defrauda.

“Autómata” comienza desde un buen punto de partida y poco a poco va perdiendo interés, en lugar de influenciarse con sutileza toma conceptos con brusquedad para luego ni siquiera aprovecharlos y más allá de su impecable dirección artística y de ver a Banderas rapado hay poca cosa. Llaman la atención secundarios como Griffith o Forster. Lo dicho, pintaba bien pero es un quiero y no puedo.


Alejandro Arranz

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