martes, 1 de abril de 2014

Crítica de “Guillaume y los chicos, ¡a la mesa!”

-Una pequeña gran joya del humor y sin duda la comedia francesa del año (2013).

-Gallienne traspasa los límites del auto-análisis creativo con esta sublime comedia, todo está al servicio del género y era difícil hacerlo mejor, la dirección es intachable.

Guillaume Gallienne, conocido actor francés, autor de la obra teatral en la que se basa la película que nos atañe y ahora también guionista y director de su ópera prima, mucho trabajo ha tenido a pesar de su relativa poca experiencia y tras ver el resultado yo diría que todos debiéramos estar entusiasmados por los futuros proyectos que le salgan al pluriempleado Gallienne. Como no podía ser de otro modo el propio Gallienne protagoniza la película (auto-biográfica), pero no interpretándose solamente a si mismo sino que también hace el papel de su madre, en el resto del reparto encontramos todo tipo de nombres conocidos del cine francés como por ejemplo Françoise Fabian o Diane Kruger y otros varios actores de diferentes nacionalidades; la película fue rodada en tierras Españolas y Francesas. La verdad es que no tenía precisamente altas las expectativas sobre este filme pero ha resultado ser una comedia de primer nivel, sin pretensiones pero con una elegancia e inteligencia desbordantes.

La película evoluciona mucho con el transcurso de los minutos, los primeros veinte son buenos pero no llegan ni a la profundidad ni al poderío cómico que la cinta desprende pasado ese tiempo, de este modo se nos va contando la juventud del propio Gallienne y la relación con su madre; tranquilos todos pues las escenas en España no son tan tópicas como lo podrían haber sido, no hay toro a la vista aunque nadie nos libra de algún que otro estereotipo algo exagerado, quizás habría que pensar lo que dirán los ingleses sobre las suyas; el humor es de primera, no tiene pelos en la lengua y está dispuesto a eliminar prejuicios allá donde los haya, hay un par de momentos tan divertidos que patalearás de la risa, no hay duda de que estamos ante un espectáculo singular. No todo son virtudes ni mucho menos, el -en ocasiones- tono bizarro del humor y algunas escenas pueden incomodar al público con una particularidad de opinión, pero no pasa nada pues ese grupo no llegará a sacar las entradas, por otra parte nos encontramos ante la primera película de Gallienne como director, es por tanto un novato en dicho campo y claro está que no todo es perfecto, hay fallos y aunque no sean muy graves están ahí, aunque quizá el peor de todos es que puede notarse una clara falta de cohesión y en vez de sentirse como una historia completa verse más como un conjunto de gags hilarantes y ese problema viene en parte por otros dos que tampoco son una perita en dulce, en primer lugar la desigualdad del filme en los diferentes momentos del metraje lo que afecta también al ritmo y después esa sensación final de que toda la profundidad, todo el material si se prefiere, parece agruparse en la parte final (sin duda la más intensa), en particular en el fascinante giro final en el que el personaje cambia por completo, pues hasta entonces se mostraba un personaje más superficial, más exclusivamente cómico, ese cambio radical es poco creíble.

Estos fallos no son sino un indicador de que Gallienne sólo está estrenándose como director, sin embargo la película continúa siendo una comedia exquisita con excelentes detalles que tan sólo lograría un director habilidoso; el primer acierto por su parte es el guión, el predilecto para escribir el guión cinematográfico de una obra teatral es el mismo escritor de la obra pero aún así el trabajo no es fácil, sin duda ha sabido adaptarlo al cine con un humor chispeante, con unos diálogos geniales que se unen al reparto para entregar algunas escenas cómicas podríamos decir incluso demasiado eficaces, pero lo más importante es lo personal que es su trabajo, Gallienne mira dentro de si y entrega una película profundamente suya, en todos los aspectos de la palabra, pocas veces una película tan sentimental es a la vez tan divertida. Durante 85 minutos vamos conociendo a numerosos personajes de lo más estrafalarios en situaciones de lo más extrañas pero en lugares nada atípicos, mientras tanto se nos cuenta no sólo la relación del protagonista con su madre sino también con el mundo y las mujeres en particular, quizá uno de los problemas es ver que nos quiere contar algo importante, mirar más lejos de los simples y no tan simples chistes para ahondar en la historia, todo va a quedar bien claro al final con un sorprendente giro de guión que sucede demasiado rápido, demasiado tarde y de forma demasiado contundente para aceptar sin más tanta carga dramática en un personaje que hasta ese momento no había dado demasiado de si, de todos modos el desenlace se convierte en la mejor parte del filme, la que pone el punto final a una gran comedia y con la que comprendemos muchos pequeños detalles a priori algo desconcertantes.

También hay que entrar a fondo en la dirección y la interpretación del señor Guillaume, ambas son tan buenas que es difícil decidirse por una aunque acaba sobresaliendo en el trabajo interpretativo, si bien en su cargo más importante ata todos los cabos hasta que su película queda muy bien construida, llena la narración de detalles interesantes y le pone corazón a lo que cuenta, es con su actuación con lo que realmente se deja llevar, es capaz de hacerte reír con una pequeña mueca sencillamente magistral ya no digamos cuando tiene diálogo, seguramente es una-dos de las interpretaciones cómicas más insólitas y divertidas del año; el resto del reparto lo hace bien aunque es difícil equipararse, acaban teniendo más valor por sus líneas de diálogo y por la situación que por su propia labor. Los escenarios están muy bien escogidos, son de las pocas cosas no surrealistas aunque lo que ocurra en ellos si lo sea y son muy significativos, también hay un buen trabajo de vestuario, la fotografía pasa desapercibido casi todo el tiempo y la música es algo excéntrica para mi gusto aunque es indudablemente eficaz.

Finalmente Guillaume Gallienne ha creado una ópera prima divertida, inteligente y muy personal, con el aplauso extra de haber realizado un trabajo espectacular en cada uno de los frentes: perspicaz adaptando su obra, impecable en la dirección y con dos actuaciones fulminantes al precio de una. Una comedia sin pretensiones que termina siendo una pequeña joya, un destello de magia singular dentro de un género sobreexplotado hasta la nausea, dejar a un lado los prejuicios, los miedos a lo que os podáis encontrar, aprovechar que el cine es más barato estos días y salir de casa para disfrutar de esta divertidísima película, os la recomiendo.


Alejandro Arranz

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