jueves, 19 de diciembre de 2013

Crítica de “El Único Superviviente”

-Una película bélica sin importancia; si bien sus imágenes y efectos de sonido son magníficos, su fondo no tiene nada de especial.

-Se acerca más a Battleship que a Salvar al soldado Ryan.

Peter Berg, uno de los directores más irregulares que se conocen hoy en día, no hay que examinar muy a fondo su carrera para saber que lo que digo es cierto, y por eso tras entregar una de las peores películas del 2012, presenta un proyecto bélico muy interesante con reparto de altura. La película es una adaptación sobre las memorias de Marcus Luttrell, donde relata sus experiencias en Afganistán durante el 2005; para interpretar a Luttrell encontramos a un Wahlberg en buena forma física, al igual que el resto de compañeros de reparto, como son Taylor Kitsch, Ben Foster y Emile Hirsch completando el cuarteto principal, en papeles más secundarios también hay nombres como Eric Bana, Alexander Ludwig o Jerry Ferrara.

La película comienza con imágenes reales de los Navy Seals durante sus brutales pruebas físicas; el espectador quedá sorprendido y horrorizado en cierto grado, de lo que éstos hombres tienen que aguantar para llegar a ser marines estadounidenses. Tras esto, Berg elige una escena típica, que no por ello menos impactante y vuelve 3 días atrás para empezar a narrar los hechos verídicos.

Tras una primera media hora muy prometedora en la que Berg expone sus intenciones, retrata de manera inteligente ciertos detalles de la vida de un marine y en último lugar brinda un fascinante diálogo sobre las decisiones morales, todo se esfuma con la llegada de la acción, una acción a modo de videojuego y llena de escenas ilógicas que llegan a provocar vergüenza, la película no es más que cuatro marines matando talibanes mientras el espectador espera las sangrientas, épicas y patrióticas muertes de los tres compañeros del protagonista, que además se alargan hasta la nausea pareciendo sus héroes incluso inmortales; el título no permite muchas sorpresas. Si bien Berg consigue que me crea las reacciones de un marine cuando está cerca de la muerte, todo me parece demasiado panfletario, y las primeras imágenes de la película (la mejor parte de la cinta) sólo sirven para que los personajes puedan seguir matando a pesar de ser acribillados a balazos y haberse reventado la cabeza contra una piedra hasta en cuatro ocasiones; lo siento pero a final todo resulta demasiado estúpido para creérselo.

En vez de crear una carga dramática para los personajes, el director pretende que la empatía suceda a partir de las heridas a las que van sucumbiendo éstos; algo que sólo se acaba logrando con el protagonista, más por la labor de Wahlberg que por el guión. Cuando miramos a terreno secundario, hallamos dos personajes de completo relleno, entiendo que la novela destaca a ciertos compañeros de Luttrell pero eso no excusa la manera tan errónea de ponerlos en el film, Eric Bana aparece para echarse una larga siesta y tomarse un café y el personaje de Patton (Alexander Ludwig) no está enfocado del modo que debiera, después de todo queda claro para qué lo quería usar Berg (o eso pienso yo) pero la verdad es que al final a nadie le importa ese personaje, parece más cómico que trágico. Hablando del guión, les toca el turno a los diálogos; quitando la jerga técnica en la preparación para la misión y algunas conversaciones satisfactorias, el resto son diálogos trillados llenos de chistes burdos, cierto machismo y bastante xenofobia, espero no ser el único al que ésto le que recuerda a “Battleship”.

Después de todo lo que prometía incluso antes de ser estrenada y más aún con su primer tramo, y al final el patrioterismo de gatillo fácil y la incoherencia disparatada han acabado por demoler todas sus posibilidades a fin de entregar un producto tópico, insultante y aburrido pero con un excepcional resultado en el apartado formal; una decepción estrepitosa.


Alejandro Arranz

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