jueves, 19 de diciembre de 2013

Crítica de “A Propósito de Llewyn Davis”

-Una Road Movie con espíritu folk y un perfecto equilibrio entre tristeza nostálgica y comedia ácida; me ha encantado, no te la podrás sacar de la cabeza.

-Brillantemente escrita, rodada, dirigida e interpretada; una de las mejores películas que han dirigido los Coen.

El regreso de los hermanos Coen es una fecha apuntada en rojo en el calendario de cualquier cinéfilo que se precie, y es que llevamos tres años desde que tuvimos el placer de ver su última gran obra, “Valor de Ley”. Su nuevo proyecto podía parecer un poco alejado del típico cine de éstos dos grandes cineastas, y en cierto modo lo ha sido; “Inside Llewyn Davis” es un drama sobre la música en los años 60 con los habituales toques de comedia negra a los que nos tienen acostumbrados Joel y Ethan. Ha sido una ardua tarea la de conseguir un hueco para acudir a mi cita con tan ilustres directores, pero al final ha sido posible, y era muy difícil salir más agradecido. Una tragedia disfrazada de comedia; los Coen crean su mejor comedia y a la vez su película más profunda; es un viaje duro el que realizamos al lado de éste inmenso personaje que los hermanos desarrollan con la precisión más fastuosa del año, y la interpretación de Oscar Isaac es tan grandilocuente que merece estar entre ese pequeño y selecto grupo poseedor de una nominación al Oscar.

Al comentar que éste tipo de cine se aleja en cierto modo de al que nos tienen acostumbrados los Coen, hablo del sorprendente grado de profundidad que presenta la película a pesar de la fama de ambos directores de falta de la misma, sin embargo, el humor negro y el surrealismo oscuro y cómico propio de los Coen no faltan a la cita, como tantas otras de sus señas de identidad; en esta ocasión filman una de sus cintas más enigmáticas y tristes pero también un divertido e inteligente estudio de personajes con una banda sonora insuperable (repleta de temas hábilmente escogidos) y un reparto de nivel.

Como comedia es cruda, adulta y tan amargamente real como un puñetazo en el estómago, aunque también encuentra hueco para hacerte reír a carcajadas; Joel y Ethan escriben y dirigen de la mejor manera que se les puede pedir y nos cuentan la Odisea de Ulises a través de un desgraciado músico destinado a fracasar, un personaje para el recuerdo construido a la perfección y cuyo descenso a los infiernos bien podría ser el más magistral y emocionante de los últimos años. Ya he mencionado su sobresaliente nota en aspectos como la dirección o el deslumbrante guión (y obviamente la interpretación de Oscar Isaac), pero también he de decir que la fotografía es una auténtica maravilla, desde el primer fotograma te atrapa con sus hermosas imágenes mientras logra un impecable equilibrio con la música; en las categorías de mejor fotografía y banda sonora también es una dura rival a batir.

No resulta nada fácil soportar la frustración que supone ver fracasar al protagonista una y otra vez durante casi dos horas, por pura empatía, ni siquiera con la habituales y geniales dosis de comedia que añaden los Coen; es por eso que aún con todo lo buena que es la película, con sus bellas imágenes y sus bellas canciones, con semejante interpretación, semejante guión y semejante dominio de prácticamente todos los aspectos tanto en la forma como en el fondo, acaba por dejar frío al espectador. Por esa razón no puedo ponerle un 10 a la película, no porque no se lo merezca, pues es sin duda una de las mejores películas del año, pero en su conjunto, cuando se apagan las luces y un servidor sale a la calle, tiene la sensación de que falta algo. Ahora olvídese de lo que he dicho hace un momento, la comedia dramática más fascinante del año está ante usted, y con cada nota de música y cada diálogo, los Coen les deslumbrarán con su singular habilidad; una película destinada a perdurar.


Alejandro Arranz

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